jueves, 21 de enero de 2010

El Museo Arqueológico Provincial presenta su programa de conferencias

Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo por el profesor Martín Almagro, académico anticuario de la Real Academia de la Historia, en la necrópolis tartésica de Medellín (Badajoz) centrarán la primera de las conferencias que ofrecerá hasta el mes de mayo el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz.

Esta primera cita tendrá lugar el sábado 23 de enero, a las 12,00 horas, forma parte del tradicional Ciclo de Conferencias que organiza el museo y que cumple en 2010 su vigésimo segundo aniversario.

En cuanto al tema de la conferencia, la Junta de Extremadura indicó en nota de prensa, que tal yacimiento "ha resultado clave" para el conocimiento de la Protohistoria de la Península Ibérica y ha sido objeto recientemente de una publicación monográfica "de sumo interés" para la arqueología científica, coeditada por la Real Academia de la Historia y la Consejería de Cultura.

A esta conferencia, seguirán otras siete previstas a lo largo del primer semestre del año, en las que se abordarán temas muy actuales, como los testimonios arqueológicos de la Guerra Civil en Extremadura, el sexo y la sexualidad en lo albores de la humanidad y otros que permitirán al público un acercamiento a la historia y la antigüedad desde diferentes enfoques, entre los que se incluyen la medicina o la literatura.

El 6 de febrero será el turno del historiador y arqueólogo Juan Zozaya Stabel-Hansen, con su conferencia "Del fuego al candil", mientras el 20 de febrero la conferencia se centrará en la historiografía de la arqueología extremeña en la ciudad de Mérida, por el arqueólogo Carlos Morán Sánchez.

En el mes de marzo, el día 6 el catedrático de Arqueología de la UCM, Manuel Bendala, imparte la conferencia "Color y vida en la estatuaria antigua: casos hispánicos" y el día 27 el historiador Antonio López y el arqueólogo Víctor Gibello impartirán la conferencia titulada "Testimonio material de la Guerra Civil en Extremadura".

El 10 de abril será el turno del catedrático de Fisiología de la UNEX, José Enrique Campillo, con su ponencia "Sexo y sexualidad en el Paleolítico: de la fisiología a la arqueología", mientras que el día 24 es el turno de "Nuevas intervenciones en el sepulcro de corredor de Huerta Montero" a cargo de los arqueólogos Manuel Ortiz Alesón y Francisco Blasco Rodríguez.

Por último, el 8 de mayo se cierra el ciclo con "Las Guerras Médicas. Cuando los griegos salvaron Europa", a cargo del escritor Javier Negrete Medina.




Fuente: Hoy.es

martes, 19 de enero de 2010

Un tesoro fenicio en La Manga


Sepultado bajo rocas y arena, respetado por temporales y naufragios, ajeno al desenfreno urbanístico desatado a pocos metros en las últimas décadas, y apenas maltrecho por la mano del expolio, un tesoro fenicio de valor incalculable ha permanecido sumergido durante siglos frente a la costa de La Manga. Ahora, más de 2.600 años después, arqueólogos de once países están sacando a la luz esas riquezas ocultas en la costa de la Región de Murcia. Y no dejan de asombrarse con las maravillas de esa civilización perdida que guarda el yacimiento del Bajo de la Campana: un barco comercial con una carga de colmillos de marfil de elefantes africanos, ámbar y cuantiosas piezas de cerámica.

Según ha sabido 'La Verdad', este importante hallazgo de arqueología submarina ha sido guardado en secreto durante los últimos tres años por el equipo dirigido por el investigador español Juan Pinedo Reyes y el estadounidense Mark Edward Polzer.

Su proyecto está financiado por la organización de divulgación científica National Geographic, a partir de un acuerdo de colaboración entre el Ministerio de Cultura de España y el Institute of Nautical Archaeology de la Universidad A&M de Texas (Estados Unidos).

Los arqueólogos tienen el apoyo del Gobierno a través del personal y las instalaciones del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena (Arqua) y de la Comunidad Autónoma de Murcia mediante los permisos de excavación de la Consejería de Cultura.

Las tareas en el entorno de Isla Grosa y la isla de El Farallón, que están protegidas por el Servicio Marítimo de la Guardia Civil y la Capitanía Marítima, se han llevado a cabo hasta ahora en tres fases durante los últimos tres veranos. En junio, julio y agosto, profesionales y estudiantes de España, Estados Unidos, Turquía, Australia, Nueva Zelanda, Inglaterra, Grecia, Suecia, Francia, Holanda e Italia han extraído 1.400 piezas y fragmentos depositados en el fondo marino por el hundimiento del navío.

Además, en la última campaña de prospecciones los arqueólogos encontraron un fragmento significativo de la madera del casco de la nave, que datan del siglo VII Antes de Cristo (A. C.), en concreto entre el año 620 y el 600 A. C. Su objetivo es ponerlo al descubierto de forma íntegra el próximo verano para estabilizarlo y en su caso trasladarlo a tierra.

EL DOBLE DE LOS DE MAZARRÓN

La relevancia del hallazgo viene dada por el excepcional cargamento localizado ya y el que se espera extraer, así como por los cálculos sobre las dimensiones que puede tener el navío.

Así, frente a los ocho metros de longitud de los pecios fenicios de la misma época hallados en Mazarrón, el pecio de La Campana puede medir unos quince metros.

«Hemos documentado una parte mínima del yacimiento, por lo que las perspectivas para las siguientes campañas son inmejorables. Este yacimiento ya es de por sí uno de los mayores y más importantes hallazgos de la arqueología clásica en el Mediterráneo Occidental por la diversidad, riqueza y abundancia de los materiales que transportaba. Además, nos ofrece una visión única de las transacciones y del comercio marítimo fenicio», asegura el buzo y arqueólogo submarino Juan Pinedo.

En relación con la carga, el Museo Arqua custodia ya en sus almacenes tanto materias primas, como cerámica, elementos suntuarios (de lujo) y alimentos. Los arqueólogos tienen ya más de una decena de colmillos de marfil de 70 a 150 centímetros de longitud procedentes de elefantes del norte de África ya extinguidos, con inscripciones en alfabeto fenicio; y más de 200 lingotes de estaño, muchos lingotes de cobre y piedras de galerna (plata y plomo).

NATIONAL GEOGRAPHIC

Los expertos patrocinados por National Geographic tienen también ánforas con restos de pescado, platos, lucernas, cuencos, urnas, ungüentarios, peines, ámbar, un pedestal de piedra, un antebrazo de bronce de una cama, mangos de un cuchillo de marfil, agujas de bronce o piñones.En cuanto al navío en sí, los expertos manejan como hipótesis que los marineros chocaron contra un frente de rocas. No lo vieron porque se eleva desde el lecho marino hasta poco menos de un metro y medio de la superficie.

El navío habría salido del importante puerto de Cádiz, adonde habría llegado la mercancía: el marfil desde el asentamiento norteafricano de Lixus, el ámbar desde la zona de Lituania o Polonia, el estaño de Orense por la Ruta de la Plata (por Extremadura) y las cerámicas desde Málaga y la propia Cádiz.

El destino del barco, al que nunca llegó, habría sido el poblado de La Fonteta (Guardamar, Alicante) para aprovisionar a un taller y algún príncipe local. Otras conjeturas apuntan a una misión comercial con puerto final en Cartago (en la actual Túnez) o Fenicia (Líbano).


Fuente: Laverdad.es

La excavación en el Teatro Romano concluye tras tres años de trabajos

El proyecto de investigación arqueológica de mayor calado de los últimos años en Mérida llega a su fin. Esta semana concluirá la intervención que, durante varias campañas a lo largo de casi tres años y medio, ha tratado de despejar las incógnitas que presenta el recinto monumental más importante de la ciudad, el del Teatro y Anfiteatro Romanos.

En la actualidad, los trabajos se centran en la escena del Teatro Romano, pero desde que comenzó la primera campaña en otoño de 2006 se ha actuado en puntos estratégicos del yacimiento, lo que ha permitido conocer nuevos datos sobre su contenido.

En el caso del Anfiteatro, se ha intervenido en la denominada 'porta triumphalis' en uno de sus extremos. También se ha despejado la conexión con la muralla, que en uno de sus tramos coincidía con el monumento, a pesar de que el recinto defensivo es de una época anterior. Asimismo, se han descubierto torres y puentes para acceder al graderío, en ambos casos vinculados a la muralla, y se ha podido documentar que el foso de la arena tiene dos metros más de profundidad de lo que muestra la imagen actual, y que su forma de cruz se debe a una reforma.

En cuanto al Teatro Romano, los trabajos arqueológicos se centraron en una primera fase en el peristilo, lo que permitió encontrar un pozo de carácter sagrado vinculado con otros elementos similares del monumento. También se trató de esclarecer en qué época fue construido el peristilo, ya que en su diseño se emplearon distintos materiales de los que se encuentran en la escena.

En el frente escénico se ha trabajado tanto en las estancias laterales (versuras) como en la propia escena, donde se ha descubierto un estanque, la tramoya que se utilizaba en las representaciones y una estructura con materiales reutilizados (fustes, capiteles, etc.) de un origen aún desconocido, ya que se desconoce si formaba parte del primer frente escénico o de otro edificio del recinto.

La actuación de campo toca a su fin, pero aún le queda mucho trabajo por hacer al equipo que, coordinado por el Instituto de Arqueología de Mérida y el Consorcio de la Ciudad Monumental, lleva a cabo esta línea de investigación.

Una vez concluida la excavación, llega el turno de la fase de estudio de los materiales que se han obtenido, lo que permitirá datar y concretar algunos elementos. Asimismo, se trabajará en el análisis de la epigrafía (las inscripciones), la iconografía (los elementos decorativos) y el diseño arquitectónico de ambos edificios. Está previsto que en junio se celebre una reunión para que cada especialista ponga sobre la mesa sus conclusiones con el objetivo de poner en común los nuevos datos sobre ambos monumentos. El próximo año, previsiblemente, se editará un libro con el resultado de la investigación.

MULTIDISCIPLINAR

Con esta última fase se dará por concluido una actuación que se ha convertido en un modelo de colaboración entre instituciones y entre profesionales de distintos campos.

El proyecto nació en 2006 gracias a la financiación del Plan Regional de Investigación de la Junta de Extremadura y en una línea de colaboración entre el Consorcio y el Instituto de Arqueología para conocer no los principales edificios de forma aislada, sino los conjuntos monumentales. Después de estudiar el Foro Provincial y el Foro de la Colonia, se apostó por el Teatro y el Anfiteatro, un yacimiento del que apenas se conocían datos tras su excavación original iniciada en 1910 y que presenta muchas dudas de interpretación. Por ejemplo, hay inscripciones que datan su construcción a finales del siglo I a. C., pero la decoración es posterior, e incluso surgió una tumba en el Anfiteatro de época de Claudio, mediados del siglo I d. C.

Por lo tanto, el objetivo era resolver diversas cuestiones de carácter histórico y urbanístico y actualizar la documentación sobre los dos edificios más emblemáticos de Augusta Emerita con el apoyo de las nuevas tecnologías, como un moderno scan-láser.

Para esta labor, se configuró un equipo multidisciplinar, con alrededor de 30 especialistas de Mérida (del Consorcio, del Instituto de Arqueología y del Museo Nacional de Arte Romano) y de la Universidad Autónoma de Madrid, el Instituto Arqueológico Alemán, la Universidad La Sapienza de Roma y universidades de Sevilla y Córdoba.




Fuente: Hoy.es

Seis mil años abrazados


Un enterramiento «extraordinario desde un punto de vista emocional». Así califica Eduardo Vijande Vila, director de la actividad arqueológica urgente de Campo de Hockey de San Fernando (Cádiz), el hallazgo en el interior del cementerio de un poblado neolítico. La rareza estriba en que los dos individuos que han aparecido en la fosa simple se encuentran frente a frente y con los miembros inferiores y superiores entrelazados. Éste es el motivo por el que se conoce popularmente como el de «los enamorados» y constituye uno de los pocos casos de «abrazo» conocidos, junto al de los «amantes de Valardo», descubierto en la localidad italiana de Mantua en 2007.

Las últimas investigaciones realizadas señalan que este enterramiento tiene una datación absoluta de unos seis mil años. El estudio antropológico preliminar, realizado in situ por la antropóloga Mila Macías, revela que el individuo depositado a la derecha corresponde a un adulto con una edad dental estimada entre 35-40 años, cuyo sexo está pendiente de confirmar a través del estudio antropomórfico y antropométrico, mientras que el de la izquierda corresponde a una niña de unos 12 años. «No hay duda acerca de la intencionalidad por parte de los que efectuaron el enterramiento de que hubiese contacto físico entre ambos individuos, debido a que debió existir entre ellos un fuerte vínculo afectivo», asevera Eduardo Vijande.

Las hipótesis acerca de cuál es el origen de ese vínculo son muchas. Podrían ser familia o ser efectivamente una pareja («en muchas tribus actuales con una edad similar —12, 14 años— ya se considera una mujer», aclara el director de la actividad arqueológica). El rastro de ADN podría aportar luz en este sentido. A pesar de que las analíticas son caras y complicadas con esta cronología, el hecho es que la datación que se acaba de realizar se ha efectuado sobre colágeno de uno de los individuos, precisamente de donde se extrae el ADN, por lo que «puede haber cantidad suficiente para realizar un estudio», indica este especialista.

La extracción de este enterramiento fue realizada en bloque por restauradores con el fin de evitar su separación y contribuir a su conservación. Se prevé que su exposición en el Museo Histórico Municipal de San Fernando sea una realidad durante este año, aunque están pendientes de la última fase de restauración y de las obras en la sala de prehistoria que está llevando a cabo el recinto.

FUTURAS INVESTIGACIONES


Eduardo Vijande afirma que se trata de un enterramiento excepcional desde el punto de vista emotivo, pero que lo realmente interesante desde la óptica científica es el hallazgo de la «espectacular» necrópolis. Tanto por sus dimensiones (pudo llegar a tener 300 enterramientos), como por el estado de conservación de los restos como por la diversidad de estructuras de enterramiento localizadas. En este sentido, los protagonistas de este abrazo forman parte de una estructura circular de unos dos metros de diámetro. «El espacio principal, caracterizado por una mayor monumentalidad, acoge a dos individuos. A su derecha se encuentran esta fosa junto a otras de adultos. A la izquierda 19 niños, cuyas edades oscilaban entre uno y siete años», aclara el director de la actividad arqueológica.

Despues de su datación, Eduardo Vijande señala que lo siguiente es el estudio antropológico, también la paleodieta, las enfermedades... Y las desigualdades sociales, ya presentes en el periodo neolítico. Las grandes tumbas acompañadas de ajuares coexisten con otras de estructura mucho más sencilla.


Fuente: ABC.es

miércoles, 13 de enero de 2010

Vuelve el ciclo "Nuestra historia" en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida

El Museo Nacional de Arte Romano (MNAR) de Mérida ha iniciado su programación de actividades para el ejercicio 2010 con el Ciclo de Conferencias "Vuelven páginas de nuestra historia", la primera la que tendrá lugar el próximo jueves, día 14, "El Museo Arqueológico Nacional y perspectivas de futuro".

En una nota, responsables del MNAR que, con motivo de la exposición temporal "Piezas Emeritenses del Museo Arqueológico Nacional", se impartirá durante el primer trimestre del año.

La conferencia será impartida por la directora del Museo Arqueológico Nacional, Rubí Sanz Gamo. A continuación, la directora del Museo Arqueológico Nacional y el director del Museo Nacional de Arte Romano, José María Álvarez Martínez, acompañarán a los asistentes a una visita guiada a la exposición.





Fuente: LaVozLibre.

Aparecen restos de una muralla romana en el templo de Claudio Marcelo


A pesar de que se muestra al público desde la década de los 50, el Templo Romano de Córdoba, ubicado en la calle Claudio Marcelo, no deja de sorprender. Los trabajos de la primera fase en este espacio monumental, que data del siglo I d.C. y que es uno de los mejores conservados de esta época en España, han puesto al descubierto los restos de la antigua muralla romana de la ciudad, aunque su descubrimiento estaba ya previsto antes incluso de que la obra se adjudicase.

Así lo han confirmado a ELMUNDO.es de Andalucía fuentes de la Gerencia Municipal de Urbanismo. No obstante, su hallazgo ha posibilitado documentar estos restos que en un futuro serán integrados en el Templo para su contemplación. En la actualidad, existen ya elementos que son visibles al público, aunque no visitables, dado que uno de los proyectos a acometer en un futuro es precisamente ese, convertir este recinto monumental en una especie de museo que pueda ser visitado por cordobeses y turistas. De momento, el templo sólo puede apreciarse a través de una valla metálica.

De hecho, las obras que se están acometiendo en dicho espacio forman parte de un proyecto mucho más amplio y que van más allá de una simple limpieza de los restos romanos del Templo y su delimitación mediante la contención, consolidación y drenaje. Esta actuación, que está siendo sufragada por los fondos del Programa de Transición al Empleo de la Junta de Andalucía, Proteja, forma parte de un proyecto más ambicioso dividido en cuatro fases, cuyo resultado final supondrá la puesta en valor de este monumento gracias, entre otras razones, a la conexión con el futuro centro de interpretación –ubicado a las espaldas del Ayuntamiento de Córdoba-, y su adaptación para hacerlo visitable. Asimismo, su promoción y difusión supondrá incluir paneles informativos, un audiovisual y montar una exposición con objetos recuperados en la zona.

En cualquier caso, este monumento añade ahora, con la aparición de los restos de la muralla romana, un elemento más de valor histórico que ya ha sido catalogado por Cultura. Según recoge Arqueocórdoba, una web que el Ayuntamiento de Córdoba ha creado para explicar todo el patrimonio cultural que existe en la ciudad, la muralla fundacional romana, construida a mediados del siglo II a.C., presenta un perímetro de forma poligonal y aproximadamente 2.650 metros.

CENTRO DE INTERPRETACIÓN

En dicha muralla se abrieron cuatro puertas orientadas de acuerdo con los puntos cardinales, de las que aún no hay evidencia arqueológica. No obstante, dos de ellas se corresponden con las actuales Puerta de Osario (al norte) y la calle Blanco Belmonte (al sur). Las otros dos se corresponden con la Puerta Gallegos (a oeste) y la Puerta de Roma (al este).

No obstante, el reinicio de las obras, que las está ejecutando la firma Arqueobética, tendrá que esperar algunos días más, previsiblemente hasta después de las fiestas navideñas. Asimismo, el Ayuntamiento ya anunció que con la intervención en el templo romano, este espacio pasaría a formar parte de una ruta de monumentos arqueológicos que, por su importancia histórica, se podrán ver y contemplar.

En cualquier caso, no sólo se va a restaurar este hito monumental. El Ayuntamiento cordobés pretende recuperar otros espacios relacionados con la época romana, como un solar de la calle María Cristina, ubicado en las inmediaciones del lugar donde se encuentra el Templo, y una sala que en la actualidad sirve a la institución local como oficina para gestionar los fondos anticrisis y que se encuentra a las espaldas del edificio consistorial. Este espacio se convertirá en el futuro en un centro de interpretación del Templo Romano, que fue declarado en 2007, por la Junta de Andalucía Bien de Interés Cultural.

Dicho espacio histórico tiene una extensión aproximada de 1.340 metros cuadrados, aunque su entorno protegido alcanza los 11.500. El Templo presenta hasta seis columnas en la fachada y es de planta rectangular. Asimismo, se eleva sobre un pódium al que se accede por una gradería, frente a la que se localiza un altar de grandes dimensiones.


Fuente: ElMundo.

Halladas nuevas tumbas de los constructores de las pirámides

Desde hace una década, cuando en 1990 y siguiendo la tradición de los hallazgos fortuitos (el caballo de un turista estadounidense tropezó con una estructura semienterrada) el arqueólogo Mark Lehner y el secretario general de antigüedades egipcio Zahi Hawass descubrieron en Giza el cementerio de los constructores de las grandes pirámides, se sabe que esos inmensos monumentos no los construyeron esclavos a latigazos, como nos ha acostumbrado el cine a creerlo (ni los judíos, ni los atlantes, ni los extraterrestres), sino trabajadores egipcios libres.

Ahora, tras bastante tiempo sin noticias de esa zona, donde se calcula que sólo se ha excavado el 5% del yacimiento, el ministro de Cultura egipcio, Farauk Hosni, acaba de anunciar el hallazgo de nuevas tumbas de los obreros que edificaron las pirámides de Keops y Kefrén (las dos más antiguas de Giza), en la Cuarta Dinastía, hace más 4.500 años. Las tumbas han sido descubiertas por un equipo egipcio dirigido -cómo no- por Hawass. "Es la primera vez que hallamos tumbas como las de 1990", ha dicho el poderoso e ubicuo jefe de la arqueología egipcia, que ha recalcado que estos enterramientos arrojan más luz sobre la primera época de la Cuarta Dinastía y aportan más pruebas de que el trabajo en las pirámides no era forzado.

Para Hawass, el hecho de que las tumbas de los trabajadores estén en la misma área sagrada y ceremonial de Giza -se encuentran al sur de las pirámides y la Esfinge, en las alturas sobre ésta, pasado el uadi principal- indica que la gente enterrada no eran en absoluto esclavos. "No se hubiera permitido enterrarlos en las cercanías de los faraones", subraya.

21 CABEZAS DE GANADO Y  23 OVEJAS

La tumba más importante de las encontradas ahora pertenece a Idu. Es de estructura rectangular con una cubierta externa de ladrillos de barro cubierta con yeso. Posee numerosos pozos funerarios y nichos. La parte superior de la tumba tiene forma abovedada, simbolizando la colina eterna en la que la creación comenzó, según la tradición religiosa de Menfis. Esa característica confirma, dicen los especialistas, que la tumba se construyó a inicios de la Cuarta Dinastía. Al oeste de la tumba de Idu se ha excavado otro grupo de sepulcros de obreros y los restos de ataúdes, y al sur otra tumba grande también con pozos de enterramiento que contenían cada uno un esqueleto con abalorios de arcilla.

Según Hawass, las familias de Egipto enviaban cada día 21 cabezas de ganado y 23 ovejas para alimentar a los trabajadores. Para el director de las excavaciones, esta aportación no era en concepto de impuesto sino como una libre colaboración para lo que se veía, dice, como un gran proyecto nacional. Los trabajadores no excedían de los 10.000 (en contra del testimonio Heródoto, que cita 100.000), rotaban cada tres meses y los que morían durante el proceso de construcción eran enterrados en la zona.

Los hallazgos de 1990 comenzaron con el descubrimiento del muro de ladrillo -que fue con lo que tropezó el caballo del turista- de la capilla funeraria de Ptahshepsesu. Hasta ahora se conocían 30 tumbas de capataces y unas 600 de trabajadores. Las de estos últimas son muy modestas y de diferentes formas. En los cuerpos de los trabajadores sepultados se ha podido documentar el duro trabajo que estos realizaban. Los restos humanos presentan evidencias de artritis degenerativa en la zona lumbar y en las rodillas -resultado de levantar grandes pesos- y también haber recibido tratamientos de emergencia a pie de pirámide, como si dijéramos: recolocación de huesos rotos (sobre todo cúbito, radio y peroné). Incluso hay dos casos de amputaciones. La media de edad de los difuntos es de 30-35 años. Dos de las mujeres enterradas padecían enanismo.

Aparte estaban las tumbas de personal de más estatus, según muestran sus títulos: "Supervisor de los albañiles" o "director de los artesanos". Estas tumbas son de mayor calidad y de varias se han recuperado estatuas. Algunas pertenecen a personajes deliciosamente cotidianos, como Nefertjetjes, director de la panadería de los obreros. Destaca la tumba de Petety porque muestra una estupenda maldición: "El cocodrilo, el hipopótamo y el león se comerán a aquel que haga algo malo a mi tumba". La advertencia no sirvió de mucho porque al encontrar el sepulcro la momia ya había desaparecido y no probablemente porque se hubiera marchado sola.




Fuente: ElPaís.

martes, 5 de enero de 2010

Estatuas pintadas de arco iris.

La Venus de Milo, la Victoria de Samotracia y la Dama de Elche lucieron colorido propio durante siglos. También lo mostraron el Partenón de Atenas y los vestigios romanos de Complutum, a 35 kilómetros de Madrid. Aquella sinfonía cromática resulta invisible hoy. Pero con restos microscópicos extraídos pacientemente de los pigmentos que en su día decoraron la estatuaria clásica, la ciencia ha logrado recuperar casi al completo aquel arco iris. Y el Museo Arqueológico Regional muestra su pletórica vivacidad en una exposición recién inaugurada que permanece abierta hasta abril en su sala claustral.

Si la pátina que en su día bañó los divinos torsos y las misteriosas combaduras de los ciclópeos fustes de la Acrópolis ha desaparecido hoy, ello no significa que durante centurias carecieran de un abanico de resplandecientes colores propios. Desgraciadamente, a la erosión cromática derivada del carácter orgánico de los pigmentos naturales se unió la moda, instaurada en el Renacimiento por Miguel Ángel y Canova, de esculpir sobre superficies marmóreas de nívea blancura, método que signó la escultura desde entonces casi hasta nuestros días.

Pese a todo, el cromatismo acompañó al arte durante la antigüedad. Así lo demuestra de modo fehaciente El color de los dioses con un relato plástico y ameno, que llega a España de la mano de Vinzenz Brinkmann, director del museo Leibighaus de Francfort.

Socios en España de Brinkmann han sido el catedrático Manuel Bendala y un equipo del museo regional alcalaíno que regenta el paleontólogo y arqueólogo Enrique Baquedano. Ellos han seleccionado obras maestras en clave hispana, como la Dama de Baza o la estela romana de la Lutatia Lupata de Mérida, para explicar la evolución cromática de la estatuaria clásica en España y corroborar así la proposición del comisario alemán: Brinkmann ofrece al visitante un recorrido que cruza ante modelos de estatuaria clásica sobre los que se aplicaron los colores que, casi con toda certeza, en su día tuvieron. Y esos modelos van desde copias de un jinete persa o una koré, muchacha griega, hasta las de arqueros, aurigas, cazadores y hacheros encaramados en los frontones de los más excelsos templos de la antigüedad.

Cuarenta de ellos han sido aquí cromáticamente recreados con su colorido original: leones de melena azul, emperadores con cabello castaño sobre orejas de soplillo; diosas con cenefas o tiras bordadas verdes sobre sus faldas rojas encendidas... Emociona saber cómo fueron mirados y vistos en su entonces. Pero surge una pregunta inesquivable: ¿cómo Brinkmann y otros investigadores pioneros en desvelar el enigma cromático del clasicismo pudieron averiguar cuál fue el color exacto que bañaba, por ejemplo, la cota de malla de Alejandro el Grande, cuyo cuerpo se nos muestra hoy en una estela hallada en Sidón (Líbano) descolorido como en tantas otras esculturas de la etapa helenística? La respuesta es la siguiente: el ojo humano no puede percibir que en el resquicio de una moldura o en el más intrincado pliegue del peplo de una musa griega se esconden aún y resisten desde hace siglos, en ocasiones más de 3.000 años, restos de pigmentos naturales con los cuales fueran bañados tantos grupos escultóri-cos. Los pigmentos cristalizan en tamaños variables, siendo los más finos los más persistentes y los gruesos, más vulnerables; unos y otros se quedan fijados a las rajaduras del mármol; pero todos ellos sufren una erosión de distinta intensidad que deja una serie de huecorrelieves detectables mediante luz concentrada aplicada de forma rasante.

La visita se muestra llena de documentada plasticidad, dentro de un relato en el que se exhiben además 80 piezas.

El color de los dioses. Museo Arqueológico Regional. Plaza de las Bernardas, s/n. Alcalá de Henares. Horarios: de martes a sábado, de 11.00 a 19.00; domingos y festivos, de 11.00 a 15.00. Entrada gratuita. Hasta el 30 de abril.






Fuente: El País